La historia de MTG en El Salvador I

Como es conocido, mtg empezó en 1993 iniciado por Richard Garfield..., y bueno, eso no nos interesa en esta particular lección de historia, sino los orígenes aquí en el país. Puede ser que no mencione todos los eventos críticos que ocurrieron, ya sea por que no me acuerdo, o no los viví, así que si tiene más información, queda invitado a complementar.

Con las introducciones fuera del camino, comencemos con esta historia...

Yo conocí el juego en marzo de 1998, cuando acompañaba a mi madre a una visita donde una amiga, suena extraño, pero déjenme continuar; en esa casa vivía un ser peculiar, me parece adelantado a su tiempo, que le gustaba todo tipo de juegos de PC, el súper y nintendo en aquel tiempo y unas caricaturas extrañas, con ojos enormes, cuerpos largos y delgados, y sobre todo violentos, conocidos ahora como anime.

Esta persona es Jorge Ramos, y ambos coleccionábamos tarjetas de los X-Men, de Marvel en general, entonces nos reuníamos a cambiar, y a que él me enseñara su colección 100 veces más completa. Pues un buen día, sacó una cajita y me dijo, "mirá estas tarjetas, te voy a enseñar a jugar", el entrenamiento fue el siguiente:

"...estas son tierras, estas criaturas y estos, hechizos, todas cuestan algo
excepto las tierras, esas sirven para pagar, se trata de matar al otro (como
todo buen juego que se respete) con tus criaturas y hechizos..."

"...sacó una cajita y me dijo: mirá estas tarjetas..."

Después me entregó el manual y me fui a mi casa emocionado, había visto finalmente el matrimonio entre las tarjetas y un juego de estrategia, al día siguiente, y armado sólo con el manualito, convencí a un buen amigo mío, Gabriel Hasbún, que empezáramos a jugar. Deben de imaginarse del brillo que debían haber tenido mis ojos para convencer a alguien, no solo de jugar si no de gastar 100 colones basándome solamente en un manual de como se jugaba. Al final nos decidimos y gastamos 150 colones cada uno, comprando un starter de Portal:2nd Age más medio tournament box de 5ta Edición, y no podíamos estar más alegres.

Está de más mencionar que sufrimos lo que se conoce como "timada bautismal", que es cuando tu padrino (osea quien te enseñó a jugar) te cobra diezmo, sacándote las cartas buenas y dándote sierpes o bestias 4/4 o mayores, y, otra vez, no podíamos estar más alegres.

Abrí mis cartas, y la verdad no recuerdo nada extraordinario, pues todas me parecían la gloria, no había diferencia de poder, color, coste, todas las cartas hacían algo, y yo quería hacerlo todo. Todo eso cambió 30 min más tarde, cuando mi amigo me enseñó una aberración de la naturaleza, era un monstruo con 7 de espadita (poder si son muy jóvenes) y 6 de escudito (defensa), era lo más grande que había visto, y estaba seguro que era lo más grande que existía, y no bastando con eso, decía: "La Sierpe Abrazoletal puede asignar su daño de combate al jugador defensor en vez de a la(s) criatura(s) bloqueadora(s)". Te rompe el corazón...

Como era de esperarse, jugabamos como todos aquellos que empiezan a jugar, sin tener idea de que otras cartas existían, ni que 60 cartas era el número mínimo de cartas para un deck, ni de expansiones, sólo contaban las cartas que cada uno tenía y cada booster tenía cartas nuevas, no sabíamos cual carta era más rara, y solo cambiabamos basándonos en si me gustaba o no sin listas de precios, y todo se jugaba en la primera fase.

Luego seguimos comprando poco a poco, a 25 colones el booster, compramos Tempest, Stronghold y 5ta. En esos tiempos era común que las cartas escasearan, y venía una o dos cajas al mes. Al principio se las comprabamos a Jorge Ramos, que sólo Dios sabe de donde las sacaba, luego nos enteramos que las compraba en un cybercafé en Jardines de Guadalupe... lo cual deja sentadas las bases para la segunda parte de nuestra historia.